El propósito de la Prosperidad
Referencia: 1 Timoteo 6:17-19 (Reina-Valera 1960)
17 A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.
18 Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos;
19 atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.
Dios sabe que la codicia nos puede destruir. Por eso es muy importante que entendamos muy bien el punto de vista de Dios acerca de la prosperidad. Dios está profundamente comprometido con la misma en toda área de tu vida: “Amado, yo deseo que seas prosperado en todas las cosas…”
El salmista declara: “El bien y la misericordia del Señor me seguirán todos los días de mi vida, porque El es nuestro pastor y nada nos faltará…”
En el pasaje considerado encontramos algunas palabras de instrucción, que el apóstol Pablo y la palabra de Dios tienen para formularnos, relacionadas con la prosperidad que Dios tiene y quiere dar a todos y cada uno de sus hijos.
INSTRUCCIONES PARA LOS PROSPEROS.
La primera palabra de instrucción que aquí se nos entrega es: “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos…” V 17. “Que no se llenen de orgullo”, que eviten la altivez en todas sus formas. El orgullo y el egocentrismo han sido y son la esencia del pecado. El orgullo siempre pervierte y ha pervertido las bendiciones del Señor ayer, hoy y siempre.
La Biblia, la palabra de Dios, también efectúa una advertencia para aquellos que equivocadamente tienen sobre sí mismos un concepto erróneo. Nadie tenga de sí más alto concepto que el que tenga que tener. Dios al altivo lo mira de lejos, mientras que al humilde lo recibe. No hay dudas, Dios te quiere prosperar pero quiere que aprendas, escojas, tengas la actitud correcta!
“…manda que no…pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.” V 17 ¡Dios es el que nos da todas las cosas para que las disfrutemos! Grábalo en tu corazón, séllalo, imprímelo y permite que se te revele al espíritu. No hay nada equivocado con las bendiciones del Señor, sin embargo, la codicia es un problema muy serio. El orgullo, el egocentrismo, la autosatisfacción y la autosuficiencia tuercen las bendiciones de Dios.
Estemos muy alertas y comprometidos con esto… Si estamos orgullosos de nuestras cosas, no pasará mucho tiempo que depositemos nuestra confianza en ellas. Y encontremos nuestra satisfacción, dependencia e identidad en ellas. Para que las bendiciones no se tornen en maldición debemos mantener nuestra dependencia en el Señor. Por esta razón Pablo nos dice que debemos confiar en el Señor únicamente.
“Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras…” V 18. Dios llena los graneros de su pueblo con el propósito de capacitarlo para hacer el bien…Y para llevar a cabo buenas obras que no podría realizar si no tuviera abundancia.
“Que sean…dadivosos, generosos” V 18. Esta exhortación, este imperativo no es una opción, es para todos los prósperos que se conduzcan con generosidad en todas las cosas. El Señor les colocó en una posición de dar. Cuando las bendiciones se atraviesan en tu camino, debes estar listo!, preparado para dar! Y dispuesto a compartir con generosidad con el reino y con los menos pudientes y más necesitados.
“Atesorando para sí buen fundamento para lo por venir” V 19. Los hombres y mujeres que han recibido o quieren recibir bendición en abundancia, ven en esas bendiciones la oportunidad y una perspectiva diferente… Su entendimiento es que están invirtiendo en el futuro, aún en la vida eterna“…que echen mano de la vida eterna…” V 19
Todos, ricos o pobres, tenemos que tener, manifestar, una postura: Pensar, valorar y juzgar desde una perspectiva eterna, esta es una verdad insoslayable! Debemos entender que no estaremos aquí por siempre, en este estado de situación las cosas materiales a nuestro alrededor son temporales y todas están en un plano secundario, con respecto a lo eterno. Tus valores y los míos se originan en lo eterno y no en lo temporal.
Cuando Pablo se refiere a las riquezas inciertas, habla del dinero y cosas materiales que van y vienen. ¿Qué sucede con la gente cuando la prosperidad irrumpe en su vida? Puede sacar lo mejor de ellas o lo peor de las mismas, como le ocurriera al rico necio. Lucas 12:19 leer
MADUREZ=PROSPERIDAD?
¿Las bendiciones materiales son una señal de que eres verdaderamente Espiritual? O la otra, si eres rico, es porque Dios considera que eres una persona especial en su reino. Y por ello te ha dado estas cosas debido a la madurez de tu fe! ¡Nada podría estar más lejos de la verdad! ¡Nada podría ser menos Bíblico! ¿Por qué? Porque dinero y cosas materiales no son en manera alguna parámetro de la dignidad o la espiritualidad de una persona! Y tampoco lo es la pobreza, ni una ni otra definen o determinan tu espiritualidad. Lo que hace a un creyente maduro en lo espiritual, es la manera en que maneja las riquezas.
Algunos ejemplos en las escrituras nos ilustran esta verdad. Pedro: Repentinamente recibió gran abundancia de pescado, ¿Cuál fue su reacción? ¿Cómo le afecto su riqueza? Sus botes estaban llenos. Dios había derramado tremenda riqueza sobre él. Pedro tenía tal abundancia que había más que suficiente para él y para los demás botes alrededor. El pudo haber dicho: ¡Ahora puedo vivir finalmente como un pescador rico! ¡Mis vecinos por fin verán cuan exitoso e importante soy realmente! En lugar de eso Pedro dijo: “Apártate de mi, Señor, porque soy hombre pecador” Lucas 5:8. Las bendiciones de Dios deberían hacernos humildes no engreídos, altivos u orgullosos
Otro ejemplo en la Biblia fue el de Jacob: Cuando fue bendecido tan abundantemente ¿Cómo respondió? Acaso dijo: “Merezco toda esta riqueza. ¡Todo lo he obtenido gracias a mi inteligencia! ¡Miren, observen, deténganse a ver todo lo que he logrado!” El dijo: “Menor soy que todas las misericordias y que toda la verdad que has usado para con tu siervo” Génesis 32:10
El último ejemplo que consideraremos es el del rey David: Como él también fue bendecido en forma magnifica por Dios. Tuvo más poder, más influencia, más riqueza que nadie en su reino. Con facilidad hubiera podido haberse adjudicado el crédito por sus logros. En cambio, dijo: “Porque ¿Quién soy yo, y quien es mi pueblo…? pues todo es tuyo” 1 Crónicas 29:14. David ejemplificó la actitud de la verdadera humildad, la del corazón.
Moisés previno a la nueva nación de Israel acerca de cómo debía responder en manera correcta a las bendiciones materiales que recibiría del Señor. Leer Deuteronomio 6: 10 – 12. Una vez más se nos dice: “¡Cuidado!” El Señor se preocupa por nosotros…El sabe que el dinero y las cosas materiales tienen el potencial de sacar lo mejor o lo peor de nosotros. Dichas bendiciones inflarán nuestros egos o nos harán humildes y capacitarán para ver a Dios.
Una persona egocéntrica utiliza las bendiciones del Señor para su goce personal únicamente. ¡Vean lo que tengo! Comeré, beberé y me regocijaré…
¿Pero quien hizo que ese grano creciera en el campo?, ¿Quién supervisó el clima que lo nutrió?, ¿Quién creo el sol en el cielo y le hizo brillar adecuadamente sobre la tierra?, ¿Quién hizo que la semilla germinara y produjera la cosecha?...
¡Fue Dios y sólo Dios!
A pesar de esto el hombre orgulloso, el necio rico de la parábola (Lucas 12:13-21), no lo vio de esta manera. El pensó que era su momento para disfrutar la vida, para reaccionar y aprovechar plenamente las bendiciones. Alguien justo, piadoso, de fe, del reino; buscará la oportunidad de invertir en algo mayor que el mismo. Deseará ver que esas bendiciones sean agrandadas y que cumplan la voluntad de Dios. Buscará una oportunidad para alcanzar, compartir, ayudar y ministrar a otros.
El Señor quiere y puede darnos generosamente todas las cosas para que las disfrutemos. Pero cuando nos olvidamos de El, cuando lo ignoramos y no vemos la necesidad de nuestros hermanos, ciertamente no estamos administrando los recursos del Señor de acuerdo a su voluntad.