Gran parte de nuestro destino se juega en nuestras percepciones, y fundamentalmente en las percepciones que tenemos de nosotros mismos y de las situaciones. Nuestras percepciones determinarán, tarde o temprano, la forma en la que hablemos de nuestra vida. Por supuesto lo que nos termina sucediendo estará todo teñido de esa percepción y de ese lenguaje que utilizamos.
Una madre puede decir:'Con este chico no puedo, me hace la vida imposible'. Ella puede considerar que el problema está en su hijo. ¡ Grave error! El principal obstáculo ya está en su mente.Considera que 'no puede' y que sufrirá esta relación indefinidamente. En lugar de estar convencida de que aún con grandes luchas terminará siendo una madre que sepa sostener su autoridad, se entregó a la derrota.
Otra persona tiene un maravilloso emprendimiento laboral en su mente.Lo saborea por momentos. Pero se repite a sí mismo que no tiene los recursos suficientes para concretarlo. Cree que el problema está en la falta de dinero.¡ Grave error! En lugar de concentrarse en cómo obtener los recursos y en qué paso pequeño hoy se puede dar, también se entregó a la derrota. No puede percibirse alcanzando ese logro.
Un hombre tiene serios problemas para acercarse a alguna mujer. Es soltero y desearía formar una familia. A veces protesta diciendo que no hay mujeres para él.¡ Grave error! En realidad le tiene pánico a la posibilidad de ser rechazado. Está convencido de que será rechazado. El problema también radica en la percepción que tiene de la situación. Debido a sus dudas, no se acerca con autoridad a las mujeres convencido de que podrá concretar su sueño. Al no acercarse, o al acercarse débilmente, no deja salir hacia afuera su encanto.
Muchas veces no alcanzamos todo lo que Dios a preparado para nuestra vida por nuestras percepciones limitadas. No nos animamos a soñar. Y si soñamos, creemos que todo quedará en el plano de un lindo ensueño que nunca se concretará.
¿ Por qué nuestra percepción es tan limitada?
-Cuando estamos cansados consideramos muy lejana la meta porque medimos todo con las pocas fuerzas que tenemos en ese momento.
-Cuando hemos tenido un resultado negativo, nos sentimos fracasados y creemos que ese resultado determina nuestro destino. No queremos sufrir otra decepción. El solo hecho de recordar las sensaciones experimentadas nos vuelve evitativos
-Cuando nos han criticado hasta hacernos sangrar por dentro empezamos a percibir el mundo a través de esas frases. ' Al fin y al cabo, quizá tengan razón' nos terminamos diciendo a nosotros mismos.
Amigo, en momentos de cansancio, derrota y/o cuestionamientos, cuida tus percepciones. Chequea cada día que estas profetizando con respecto a tu futuro. De la mano de Dios, nada, absolutamente nada, es imposible. Mírate en victoria. Declara con tus labios nuevamente aquello que declarabas cuando tu percepción no se había contaminado.
By Gustavo Bredossian.